Storelli recurre a Stirling Brains para un nuevo estudio destinado a disminuir las lesiones cerebrales asociadas con el cabeceo en el fútbol

Feb 28, 2025


El investigador de doctorado de la Universidad de Stirling, Daniel O'Gorman, analiza las principales investigaciones que ya se han llevado a cabo en Stirling y lo que se puede hacer a continuación.


STIRLING BRAINS se preocupa por proteger las cabezas de los futbolistas como lo hacemos nosotros. Pero son más inteligentes que nosotros. Es por eso que anunciamos nuestro apoyo a un nuevo estudio destinado a mitigar el riesgo en el cabeceo en el fútbol y el impacto positivo que puede tener la protección de la cabeza.

Una introducción al estudio de Daniel O'Gorman:

Cabecear una pelota de fútbol es algo rutinario en El Hermoso Juego, desde el nivel juvenil hasta los que juegan profesionalmente en el escenario mundial.

El fútbol es un deporte único en el que con frecuencia se producen impactos repetitivos en la cabeza durante los partidos y los entrenamientos. Esto se debe al papel integral del cabeceo tanto en el juego ofensivo como en el defensivo. A pesar de parecer intrascendente, cabecear podría afectar la salud cerebral de un jugador según una investigación reciente. Además, existe un debate sobre si el cabeceo está relacionado con un mayor riesgo de demencia en la vejez.

Para comprender cómo el cabeceo afecta al cerebro a escala crónica, primero debemos comprender los efectos del cabeceo en la salud del cerebro a corto plazo.


Investigación de rumbos de fútbol de Stirling Brains

Una investigación realizada por Stirling Brains en la Universidad de Stirling en 2016 sugiere que una sola sesión de cabezazo puede alterar el equilibrio normal de las sustancias químicas en el cerebro, además de provocar un deterioro temporal de la memoria.

Para evaluar el equilibrio químico en el cerebro utilizamos una técnica de investigación neurocientífica sensible llamada Estimulación Magnética Transcraneal (EMT). TMS implica colocar una bobina sobre la cabeza de una persona que genera un breve pulso magnético para estimular una pequeña área del cerebro.

Esto, combinado con la colocación de electrodos sobre el músculo, puede medir las señales neuronales desde el cerebro hasta el músculo. En conjunto, esto nos ayuda a comprender el nivel de sustancias químicas inhibidoras en el cerebro.

Estas sustancias químicas pueden bloquear ciertas señales en el cerebro, lo que podría hacer que los músculos sean más difíciles de controlar. La sustancia química inhibidora particular que nos interesa es el ácido gamma-aminobutírico (GABA). GABA es el inhibidor más poderoso del sistema motor del cerebro [1].



El experimento


Nuestro equipo de investigación evaluó a jugadores de fútbol aficionados cabeceando repetidamente balones de fútbol disparados desde una máquina, para replicar un tiro de esquina [2]. Los jugadores cabecearon el balón 20 veces cada uno. Luego, los investigadores evaluaron la inhibición y la función de la memoria antes e inmediatamente después de cabecear. Volvimos a tomar estas medidas 24 horas, 48 ​​horas y dos semanas después de la sesión de cabeceo.

Esta investigación fue documentada como parte de un importante documental de la BBC 'Alan Shearer: Dementia, Football and Me', presentado por el legendario ex delantero de Inglaterra y Newcastle United Alan Shearer. Shearer participó él mismo en el experimento.

Descubrimos que la sesión de cabeceo produjo cambios inmediatos en la función cerebral. Fue evidente una mayor inhibición, junto con una disminución en la función de la memoria a corto y largo plazo. Sin embargo, estos efectos desaparecieron después de 24 horas.




Una mayor inhibición puede afectar el control muscular, lo que podría dejar a los jugadores de fútbol en mayor riesgo de sufrir lesiones posteriores (por ejemplo, miembros inferiores) en entornos de entrenamiento y partido, un hallazgo ya informado en la literatura sobre conmociones cerebrales [3]. Además, se ha demostrado que una mayor inhibición reduce la neuroplasticidad [4], la capacidad del cerebro para reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales, que es un proceso clave implicado en el aprendizaje y el desarrollo [5]. Esto es particularmente preocupante para los jugadores más jóvenes.

Sin embargo, lo que no se sabe es si existe un efecto acumulativo de esta alteración bioquímica y cognitiva cuando se repite con frecuencia al cabecear durante los partidos y los entrenamientos. Comprender los efectos del cabeceo a escala crónica es una pregunta clave de investigación futura.

Perspectivas e investigaciones futuras


Si bien hemos obtenido información valiosa sobre los efectos agudos del cabeceo en el fútbol, ​​este es solo el primer paso de un largo viaje para construir una imagen más clara de cómo el cabeceo afecta la salud del cerebro.

El siguiente paso sería utilizar imágenes cerebrales para visualizar y comprender cómo los microdaños a la estructura cerebral se relacionan con los cambios en la bioquímica cerebral. Esto nos permitirá comprender aún más qué sucede en el cerebro después de dirigirse.

También pretendemos aprovechar nuestros hallazgos existentes respondiendo varias preguntas de investigación clave, que incluyen:

1. ¿El efecto de dirigirse es el mismo en el cerebro masculino y femenino?

2. ¿Los diferentes tipos de cabezazos (p. ej., saques de esquina) afectan al cerebro de la misma manera?

3. ¿Qué cantidad de exposición al rumbo es segura?

4. ¿Pueden los cascos de fútbol proteger contra los posibles efectos del cabeceo en la salud cerebral?





En un intento por responder a estas preguntas, Stirling Brains llevará a cabo más investigaciones sobre los efectos del cabeceo en el fútbol, ​​utilizando nuestra sensible técnica de investigación de TMS para evaluar la inhibición, combinada con otras metodologías innovadoras, como el análisis de la función cognitiva y motora.

También evaluaremos si el uso de un casco protector de fútbol puede mitigar alguno de los efectos que el cabezazo del fútbol podría tener sobre la salud del cerebro. Stirling Brains llevará a cabo una investigación independiente con el apoyo de Storelli Sports, una innovadora empresa de ropa deportiva con sede en Brooklyn.

¿Reducir las lesiones en la cabeza con cascos de fútbol?


Storelli ha diseñado el casco de fútbol ExoShield. El Exoshield reduce el impacto en colisiones cabeza a cabeza y cabeza a extremidades (por ejemplo, cabeza a codo), y el Virginia Tech Headgear Lab descubrió que el producto reduce el riesgo de lesiones en la cabeza en el fútbol en aproximadamente un 84%.

Además, se ha demostrado que ExoShield reduce significativamente la incidencia de conmociones cerebrales relacionadas con los deportes (consulte los datos complementarios para conocer las estadísticas de riesgo de conmociones cerebrales) en jugadores de fútbol interescolares (de 14 a 18 años). La reducción del riesgo de conmoción cerebral al usar ExoShield es aproximadamente del 60% en comparación con no usar ningún casco. Este efecto fue particularmente fuerte para las jugadoras.



Storelli Sports apoya nuestra nueva investigación sobre el impacto del cabezazo en el fútbol y los posibles beneficios de los cascos protectores para el fútbol. Con la ayuda de Storelli Sports, podremos comprender mejor la relación entre el rumbo y la salud del cerebro.


Referencias:

[1] Owens, DF y Kriegstein, AR (2002). ¿Hay más en GABA que la inhibición sináptica? Nature Reviews Neurociencia, 3(9), 715. https://www.nature.com/articles/nrn919/

[2] Di Virgilio, TG, Hunter, A., Wilson, L., Stewart, W., Goodall, S., Howatson, G.,… & Ietswaart, M. (2016). Evidencia de cambios electrofisiológicos y cognitivos agudos después de un cabeceo de fútbol de rutina. EBioMedicina, 13, 66-71. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S235239641630490X

[3] Toohey, LA, Drew, MK, Cook, JL, Finch, CF y Gaida, JE (2017). ¿La lesión posterior de la extremidad inferior está asociada con una lesión previa? Una revisión sistemática y un metanálisis. H. J. Sports Med, 51(23), 1670-1678.  https://bjsm.bmj.com/content/51/23/1670?

[4] Bachtiar, V. y Stagg, CJ (2014). El papel de la inhibición en la plasticidad cortical motora humana. Neurociencia, 278, 93-104. https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0306452214006320

[5] Galván, A. (2010). Plasticidad neuronal del desarrollo y el aprendizaje. Mapeo del cerebro humano, 31(6), 879-890. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/hbm.21029

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